sábado, 11 de abril de 2020

Desolada, María



La brisa sopla suave,
Tu vestido y tu cara,
Soplando en las figuras de la gente, como estatuas.
Tras el grito divino de muerte, que ha cubierto todo el mundo,
Se ha hecho el Silencio.

En el aire no se oye ya ninguna voz:
Todo se ha cumplido.
En el aire ya no se oye ningún lamento,
Ha vencido la muerte.
Tu mirada se detiene en ese cuerpo,
Rígido y solo.
El mundo se ha parado.

Desolada, Desolada, María,
Ven a la casa mía, ven a la casa mía.

Madre, yo te cuidaré aquí en mi casa.
Madre, tu dolor entrará, aquí en mi casa.
Madre, yo te honraré con toda mi vida.
Madre, eres el regalo mayor del Señor.

Y la tierra tiembla…
¡María! ¡Yo estoy contigo!
Y la tierra tiembla…
Los guardias se estremecen, yo estoy a tu lado.
Y la tierra tiembla….
Verdaderamente, aquel hombre era Hijo de Dios.
Y la tierra tiembla….
Las rocas se resquebrajan, el templo se agrieta.
¡Madre, yo estoy junto a ti!

Desolada, Desolada, María,
Ven a la casa mía, ven a la casa mía.

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