Apertura de la iglesia
del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana
con nuestra sagrada imagen titular
el Santo Cristo Yacente
Jueves y Viernes Santo de 12 a 14 h y de 18 a 21 h
Sábado Santo de 17 a 20 h
Sábado 27 de marzo a las 20 h
Iglesia Parroquial de San Lorenzo Mártir
En esta celebración se procederá a imponer las medallas a todos los nuevos cofrades que lo deseen. Para ello y en vista de organizar el acto con todas las medidas de seguridad, quienes deseen imponerse la medalla deben mandar un correo electrónico a: info@santoentierro.net
Esta situación de pandemia es tan extraña que nunca antes lo hubiésemos imaginado como posible en nuestras vidas, aun poniendo la mejor voluntad, persiste el estupor, se necesita tomar acopio de buen ánimo para la travesía del desierto, con baches de dolor y malestar por la situación, por la muerte de tantos, por las noticias de conocidos que nos dejaban.
Ante todo, nos ha hecho reflexionar y ver que todo lo que sabíamos, quedaba claro: el dinero las cosas materiales de repente perdían valor frente a hechos espirituales como la familia, los vínculos afectivos, la necesidad de ayudarnos unos para con otros. Para nuestra sorpresa, vimos como todos los hombres se veían obligados a vivir una cierta clausura en sus casas, o sea el confinamiento, para nosotras no ha sido difícil, es nuestra vida lo de siempre, aunque vivida con más pureza o intensidad volvimos a vivir solas y a solas con Dios.
En el inicio, ha sido como una especie de retiro continuo, sin contacto con el exterior, en una experiencia que nos hace entender la clausura como medida de protección de salud para nuestros cuerpos, lo que antes era de salud para nuestras almas. Con sorpresa vimos que los hombres podían vivir en Clausura, aunque con dolor y cansancio.
Este tiempo ha recalcado la necesidad de interceder por los otros; algo que siempre hacemos, ahora se hacía más intenso o necesario. La regla invita a tener presente la muerte cada día y esto se ha hecho una realidad. Hemos conocido de primera mano que estamos de paso en esta vida y en cualquier momento podemos partir.
Hemos sentido la necesidad de estar informadas, de hacernos presente, de recordar aquellos que trabajaban. Así nos apuntamos a la campaña “yo rezo por ti”; cada monja quedaba asignada para rezar por personas concretas que luchaban en primera línea, cada día hemos rezado por esas personas cercanas a la tragedia.
En octubre del año pasado, el virus entró en nuestra casa, de una manera involuntaria. Rápidamente nos avisaron, nos hicieron la prueba del positivo en casa, estábamos asustadas y nerviosas. De principio solo un positivo, la juniora Ana María, que quedaba confinada en la hospedería. Allí la llevábamos la comida con precaución y nulo acercamiento. Pero a los dos días dieron positivo, sor Natividad, asintomática, quien se recluyó en la habitación, sor Nieves, luego fue Perpetua, la Madre Celeste y por último yo, sor María Luisa. De todas, quién peor lo pasó fue la madre superiora; cuando vimos la gravedad, llamamos y tardaron en acercarse para hospitalizarla. Gracias a Dios, su situación mejoró y pudo volver a casa. Sor Nieves también fue ingresada y volvió sin fuerzas, sin estabilidad.
Desde entonces, esta situación no ha parado, por desgracia. Últimamente, rehuyo ver noticias, que en todo caso son malas, y que es un goteo de saber de personas conocidas sanas que poco a poco pasan por situaciones críticas, que van enfermando inesperadamente de COVID o no, de dolencias muy graves con desenlaces fatales. La muerte parece tener mucho trabajo, quizá ahora viene a la memoria el Cristo Yacente, imagen de Cristo inerte, sin vida; la muerte es un paso ineludible para todos nosotros; quizá lo mejor sea recordar la definición de Martín Descalzo, que la escribió en su libro testamento del Pájaro solitario. Cito de memoria:
Morir solo es morir, morir se acaba
es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba
ver el amor sin enigmas ni espejos.
Decía San Bernardo que Cristo, que fue nuestro Camino durante la Vida, se convertirá también en nuestro premio después de la muerte.
Que Dios conceda su descanso a los fallecidos, y a los vivos nos conceda vivir más auténticamente unidos a Él.
Sor María Luisa de Antonio
Mañana comienza la celebración del Cuarto Centenario del Cristo del Amparo de Zaratán, que procesiona la Cofradía de las Siete Palabras.
Compartimos con vosotros esta reflexión que nos envía Guillermo, párroco de la localidad y Consiliario de nuestra Cofradía, y que os invitamos a leer.
Ya está preparado un nuevo número del boletín de la Cofradía (Arimatea), que pronto recibiréis en vuestras casas. También podéis descargarlo de la zona de descargas (menú a la izquierda).
La Cuaresma 2021, que venimos surcando, nos ofrece en la mitad de su transcurso la festividad solemne de San José, figura destacada por el Santo Padre Francisco en las motivaciones de este año. Con la intención de incentivar en el Pueblo de Dios, el sentido de quien es Patrón de la Iglesia, nos ha enviado el Papa una carta que evocamos en estas líneas.
Lo hacemos recordando que San José es patrono de la Buena Muerte, una muerte que condicionó el inicio de la misión de Jesús, quien interpelado por este hecho descubriría que su misión no era sólo dar continuidad al taller de José, sino ocuparse al fin en plenitud de las “cosas de mi Padre del cielo”. Y sin embargo hay una continuidad entre los valores vividos en el hogar de Nazaret, en el silencio del trabajo y las relaciones domésticas, y el anuncio del Reino de Dios. Sin José, sin la vida familiar de Nazaret, Jesús podría haber sido un meteorito alejado de la vida, y con José y como José, Jesús aprendió a vivir la realidad asumida desde el querer de Dios. Aprendió a vivir en plenitud la realidad encarnatoria de su misión, para hacer las cosas con sencillez, “desde abajo, desde dentro, desde cerca”.
La muerte de José si sitúa en el prólogo de la misión de Jesús, y su propio reposo tras la Cruz, es el epílogo de la misma. El evangelio recorrió los caminos de Galilea, llegó al corazón de las gentes, pero antes y después, pasó por la experiencia de tránsito (paterno en el inicio y personal en el fin). Jesús aprende de la hermana muerte, de la que “ningún viviente escapa de su persecución”. Pero Jesús, no huye de ella, la llena de sentido, cuando confía en el Dios de la vida que da el triunfo a los que en Él se entregan.
Quienes contemplamos a Cristo yacente en el Monasterio de Santa Ana, nos sentimos gozosos de poder hacerlo junto al Tránsito de San José, obra destacada del joven Goya. Miramos la imagen del patrono de la Buena Muerte, que tuvo la suerte de estar acompañado de María y Jesús; de hacerlo en el silencio de su casa, rodeado de afecto. Y una vez más nos viene a consideración, rogar a san José por tantas personas que, en este último año, en el contexto de esta crisis sanitaria, han cerrado sus ojos a este mundo. Recordamos a quienes los han abierto a la vida definitiva, con el cuidado, el cariño y la atención de los suyos, y aún a quienes lo han hecho en otros contextos de distancia de sus familias en la soledad de un centro sanitario o asistencial. ¡Ruega por ellos, san José!
Observamos en la obra de Goya, cómo José yace en un humilde lecho de un hogar sencillo. Cristo, en su tránsito, no tendrá ni lecho ni hogar propio, será José de Arimatea (un nuevo José) quien en este trance le preste su morada, sin saber de lo transitorio que sería el trance del divino inquilino.
Los apócrifos recrean escenas en la vida del Niño en el taller de José, en donde el oficio de carpintero prefigura la sombra del madero de la Cruz, ya desde la infancia de Cristo. Más allá del sentido piadoso de esas escenas en que Jesús intuye su destino, sabemos que la cruz de Jesús, su madero, no apareció de modo inusitado. Es más, bien podemos pensar que abrazado de nuevo al madero, sabía Cristo, que su dureza siempre es moldeable por el buen hacer del carpintero que le da forma y función. El madero definitivo resulta ser una cruz que abraza cielo y tierra, oriente y occidente, puente (más que paso) que une a los hombres con Dios. Hijo del Carpintero de Nazaret ¡qué bien aprendiste el oficio!
Ojalá también en esta Cuaresma podamos aprender de ti, a lijar asperezas en la vida, a tallar el hombre nuevo en nuestro corazón, a veces abrupto, recién cortado del bosque.
El Santo Padre Francisco, nos remite en su carta Corde Patris, siete rasgos de San José, en su obediencia, valentía, su fidelidad y su silencio, su fe, su aceptación y firmeza. A la laboriosidad de san José, confiamos a tantas personas que en esta crisis han perdido su trabajo, que todos puedan desarrollar su operatividad y su recibir en justicia el fruto de su esfuerzo. Concluyo con una referencia al Santo Padre en este mensaje:
José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13). La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. Sabemos que la Verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona. También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.
No tengamos miedo en ceder a Dios el timón de nuestra barca, confiémosle el paso de esta noche, tras el tránsito, nos devolverá la calma. Feliz Pascua en este empeño.
Guillermo Camino, Consiliario
Goya. Muerte o tránsito de San José. Iglesia del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana
De nuevo se nos presenta una Semana Santa atípica como consecuencia de la pandemia sanitaria. Las medidas adoptadas por la Junta de Castilla y León para evitar la propagación del virus impiden la celebración de procesiones en la calle, así como otras actividades de la Semana Santa que supongan la reunión multitudinaria de personas. La posibilidad de realizar actos o celebraciones en el interior de los templos, aunque se desarrollen con limitaciones, se ve también afectada por las medidas que permanentemente son revisadas y modificadas por la Junta de Castilla y León. En atención a las circunstancias actuales y a las indicaciones recibidas desde el Arzobispado y la Junta de Cofradías de Semana Santa, desde la Junta de Gobierno, teniendo muy en cuenta las capacidades tanto materiales como personales de nuestra Cofradía, hemos intentado organizar la Cuaresma y la Semana Santa, de forma que todo lo que se realice se desarrolle salvaguardando las medidas sanitarias.
CUARESMA
La limitación de aforo de los templos que, a fecha de redacción de esta carta, se encuentra reducido a un tercio de su capacidad, determina que el aforo de nuestra Iglesia del Real Monasterio de San Joaquín y santa Ana se vea reducido a unas 30-35 personas, por ello, y en aras de no dejar a ningún cofrade que desee participar en la celebración fuera del templo, se ha acordado que nuestra celebración en Cuaresma sea una:
❖ Santa Misa de Comunión General de la Cofradía del Santo Entierro, que se celebrará el Sábado 27 de marzo a las 20.00h en la Iglesia de San Lorenzo Mártir.
En dicha celebración se procederá a imponer las medallas a todos los nuevos cofrades que lo deseen. Para ello y en vista de organizar el acto con todas las medidas de seguridad, quienes deseen imponerse la medalla deben mandar un correo electrónico a: info@santoentierro.net
SEMANA SANTA
En Semana Santa se procederá a abrir nuestra Iglesia con objeto de poder ver y rezar a nuestro Titular. El horario de apertura se ha determinado en función de las disponibilidades de personal y del protocolo sanitario que se ha debido elaborar y presentar.
❖ Apertura de la iglesia del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana.
- Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo en horario de mañana y tarde.
Todos aquellos cofrades que deseéis colaborar en la organización de las visitas a nuestra iglesia y a nuestro Santo Cristo, seréis muy bien recibidos. La idea es hacer un cuadrante con toda la gente disponible de forma que, con un poquito de dedicación, entre todos podamos permitir que los fieles tengan la posibilidad de ver a nuestro Santo Cristo en estos días tan señalados. Para apuntaros a esta acción escribid un correo electrónico a: info@santoentierro.net.