En este primer día el acto emblemático tiene lugar instantes antes de comenzar la Eucaristía. El secretario da lectura al texto con el que la Cofradía se dirige a la Madre Abadesa del monasterio para pedirle que se nos permita sacar de la clausura la imagen del Santo Cristo Yacente, que durante todo el año ha estado custodiada por la Comunidad de religiosas bernardas cistercienses. Tras obtener el permiso de la Madre Abadesa, una comitiva trae el Cristo, portado a hombros, desde el coro hasta la iglesia.
Es un momento especialmente emotivo la entrada de nuestra imagen titular por el fondo de la iglesia hasta llegar al altar mayor, donde es depositado para presidir la Eucaristía, y desde ese día todos los actos que la Cofradía celebre hasta el Domingo de Resurrección. Tras un breve acto penitencial de recogimiento y preparación, comienza la Eucaristía.
Miguel Ángel González Expósito
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