lunes, 15 de abril de 2019

Conservación y restauración del Cristo Yacente

Durante el último año se ha restaurado nuestra imagen titular, tras advertirse ciertas deficiencias en su conservación. Este breve artículo no pretende hacer referencias muy técnicas sobre los procesos de degradación o los tratamientos aplicados en consecuencia, ya que quedarán convenientemente documentados en la memoria final, pero supone una buena oportunidad para resumir algunos detalles. 

La escultura fue restaurada en el ICRBC (actual Instituto del Patrimonio Cultural de España) en 1986, pero la intervención no quedó suficientemente documentada. Ahora se han podido identificar los tratamientos llevados a cabo entonces y estudiar su evolución, siendo especialmente significativo comprender por qué se optó por limpiar la carnación de forma selectiva a punta de bisturí.



Desmontar la peana, para proceder a la limpieza del interior y a la desinsectación de la madera, ha permitido ver y estudiar tanto el embonado (conjunto de piezas de madera que conforma la escultura), como su ahuecado, descubriéndose igualmente una fecha en la parte superior de la peana (1641 Años) que a pesar de no hacer referencia a la hechura del Cristo es un dato interesante del que no había constancia.

El tratamiento se ha centrado especialmente en la fijación del aparejo y la policromía, el estucado de las lagunas y la reintegración cromática de las mismas, todo ello encaminado a devolver al Cristo Yacente la unidad potencial propia de su función devocional.



No ha sido sin duda el proceso más laborioso, pero la limpieza superficial será seguramente el más evidente. Aunque se pensaba que el oscurecimiento de la policromía se podía deber principalmente al envejecimiento del barniz, en realidad era fruto en su mayor parte a la acumulación de suciedad. Para su eliminación, tras realizar las oportunas mediciones de pH y conductividad, se ha llevado a cabo una limpieza acuosa tamponada que ha permitido recuperar de forma respetuosa el cromatismo resultante de la restauración de 1986 y sus matices.

Otras actuaciones han sido: la elaboración de una carcasa de fibra de carbono que proteja la tela original de la almohada baja; o que la imagen contará permanentemente con un dispositivo que tome datos de la humedad relativa del aire y de la temperatura desde una zona significativa pero no visible para el espectador.

El problema de la suciedad superficial, junto con la excesiva exposición de la escultura hacia los visitantes del museo, aconseja que tras la restauración la obra se conserve en una vitrina. El proyecto Coremans del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dedicado a la escultura policromada en 2017, contempla que el empleo de vitrinas acondicionadas y la revisión periódica ayudarán a conservar mejor este tipo de piezas, al hacer de barrera frente a los factores de alteración ambientales y antrópicos. Sin embargo, como es lógico las actuaciones preventivas deberán complementarse igualmente en su faceta devocional y procesional.

La restauración, que ha sido donada por la familia Álvarez-Doyague, ha contado con la pertinente autorización de la Delegación Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León. Velar por la conservación del patrimonio de la cofradía, tanto del propio como del prestado, es una labor esencial de la que todos debemos tomar conciencia y estar orgullosos, máxime cuando hemos sido pioneros de la conservación preventiva en el ámbito de la Semana Santa.

Dr. Andrés Álvarez Vicente
Historiador del Arte y Conservador-Restaurador de Bienes Culturales

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