Aquí os dejamos una breve y sencilla reseña sobre la vida de San Joquín y Santa Ana, cuya festividad celebramos hoy.
Según la tradición, Joaquín y Ana
eran una pareja acomodada, pero estéril. Joaquín fue rechazado al llevar su
ofrenda al templo por no tener descendencia. Apenado, Joaquín no volvió a su casa,
sino que se dirigió a una montaña, donde rogó a Dios que le diera un hijo
ayunando durante 40 días y 40 noches; Ana, mientras tanto, lloraba su dolor.
Entonces un ángel se les apareció simultáneamente, anunciando que sus ruegos
habían sido escuchados y que concebirían un hijo.
Ana prometió dedicar al niño al
servicio de Dios y cumplidos los nueve meses dio a luz a una niña a la que
llamó Miriam (María). Al cumplir los tres años, Joaquín y Ana llevaron a María
al templo para consagrarla a Dios como habían prometido. María vivió en el
templo hasta que cumplió los 12 años, edad en la que fue entregada a José como
esposa.
Santa Ana es la Madre de la
Virgen María, predestinada desde toda la eternidad para ser Madre de Dios, la
santificada desde su concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de todas las
gracias. Nieto de Santa Ana fue el Hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el
Deseado de las naciones. La santidad de Santa Ana es tan grande por las
muchas gracias que Dios le concedió. Su nombre significa "gracia".
Dios la preparó con magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son
perfectas, era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura,
superior en santidad a toda criatura e inferior sólo a Dios.
Fuente: Blog "Dios y Santidad"
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